La principal idea del libro de Byung-Chul Han es que en el ámbito laboral se ha pasado de la disciplina al rendimiento. El autor coreano define la disciplina como “el deber”, la prohibición, esa negatividad que oprimía a los locos y criminales de décadas anteriores. En cambio, en la actualidad se ha pasado a una situación en la que prima el rendimiento, el poder hacer y una positividad sin límites. Esta nueva coyuntura genera depresivos y fracasados.
En otras palabras, la disciplina de antaño se veía reflejada, por ejemplo, en el control de entrada y salida del lugar de trabajo o la vigilància de estar en el puesto de trabajo del empleado. Mientras que la idea de rendimiento da al trabajador un volumen de trabajo y la total libertad de hacerlo como, donde y cuando quiera.
Este cambio lo motiva el aumento de productividad de la sociedad de mercado. El poder produce más que el deber. Se puede pensar que se pasa de una fase a otra omitiendo las características de la disciplina, pero no es así, el sujeto del rendimiento ya ha pasado por la fase del deber y sigue disciplinado, no hay ruptura, hay continuidad.
Byung-Chul Han pone nombre al nacimiento de un nuevo hombre, el animal laborans. Es un trabajador que se explota a sí mismo sin coacción externa, es victima y verdugo simultáneamente. Esta en guerra consigo mismo. Es dueño y soberano de sí mismo. Esta es la diferencia del sujeto de la obediencia. Tiene libertad y coacción, es libre para maximizar el rendimiento. A la vez tiene el sentimiento de libertad, que, sin embargo, lleva a la auto explotación. Es una libertad paradójica que conduce a una violencia en forma de enfermedad psíquica.
Una característica de esta sociedad es el exceso de positividad que se manifiesta como un exceso de estímulos, informaciones e impulsos. Este exceso modifica atención generando una percepción fragmentada y dispersa en la persona.
El imperativo del rendimiento como nuevo mandato genera depresión por agotamiento, un exceso de presión por el rendimiento. Es entonces cuando surge el Bornout o “síndrome del trabajador quemado”. Es un exceso de positividad e incapacidad de decir que “no”. No se trata de lo que no puede hacer, sino, de que puede hacerlo todo. Es esa libertad la que elimina las barreras y prohibiciones. Otro motivo de Burnout es la relación narcisista que la persona tiene consigo misma. Dicho de otro modo, el trabajador se ve forzado a rendimientos en los que acaba extenuado y depresivo, se explota y destroza a sí mismo. La exigencia de constante iniciativa también le fatiga.
El Burnout es la consecuencia patológica de una auto explotación voluntaria. El trabajador compite consigo mismo y tiene que superarse constantemente a si mismo. Esta coerción, haciéndose pasar por libertad, termina siendo dañina. Es la competencia absoluta.
Para terminar esta síntesis me gustaría puntualizar una coyuntura, según el autor coreano, sin la cual no seria posible esta situación. Se trata de la virtualización y la digitalización que hacen que lo real vaya desapareciendo cada vez más. Los amigos de redes sociales incrementan el sentimiento narcisista y contribuyen a un ego expuesto como una mercancía.
Ddo. Sr. Machado Jové
Comulgo con las ideas principales pero al final queda el olorcillo a naftalina de que «lo de antes siempre es mejor». La disciplina no es menos dañina que la autoexplotación. Mientras hayan patrones en sus yates disfrutando del trabajo ajeno los obreros necesitarán psicólogos a punta pala. En cualquier caso excelente resumen del coreano. Felicidades.
PD. No acabo de entender que pinta el metaverso pero le da un final inesperado al estilo «Seven» que mola.