El estoicismo es una corriente filosófica de la antigua Grecia que se centra en la búsqueda de la serenidad, lo que los fundadores denominaban virtud. La virtud es considerada por los estoicos como la ausencia de emociones negativas como la ira, la tristeza, la ansiedad y el temor. En contraposición de experimentar emociones positivas como la alegría. La búsqueda de la virtud nos traerá serenidad, y la serenidad nos aportará virtud.
Para conseguir esa serenidad el estoicismo emplea diferentes técnicas. Una es distinguir que cosas podemos controlar y cuáles no. También reconocer hasta qué punto los demás perturban nuestra serenidad.
El estoicismo es una filosofía, en comparación con las demás, tremendamente práctica y llevarla a cabo tampoco exige que se dedique todo el tiempo del día a “ser estoicos”.
Los antiguos estoicos entendían que el ser humano debía vivir de acuerdo con la naturaleza y debía ser excelente para la función que había sido diseñado. Estos filósofos sostenían que somos distintos de los animales debido a la capacidad de razonar, llegaban a la conclusión de que hemos sido diseñados para ser razonables. Por tanto, el uso de la razón es una obligación.
Gracias a sus técnicas los estoicos podían conservar la dignidad y la serenidad independientemente de las dificultades que la vida les infligiera.
Las principales técnicas estoicas para conseguir la virtud son: la visualización negativa, la dicotomía del control, el fatalismo, la autoprivación y la meditación. Profundicemos en cada una de ellas.
La visualización negativa es una técnica que consiste en imaginar que hemos perdido aquello que valoramos. Serian unos ejemplos pensar en la pérdida de nuestras posesiones, la pérdida del actual empleo, la muerte de un ser querido… o la nuestra propia. Pensando en todo lo que tenemos y reflexionando cómo lo echaríamos en falta si no fuera nuestro, no se busca cambiar nuestras actividades, sino más bien, alterar nuestro estado mental mientras ponemos en práctica estas actividades. Aplicando esta técnica recuperamos nuestro aprecio por lo que tenemos y revitalizamos la capacidad de gozo. También, al pensar en el mañana nos acordamos en valorar el día de hoy.
La dicotomía del control es centrarnos únicamente en aquello que podemos controlar. Es convertir en tu objetivo solo aquello que puedes conseguir y desear, solo aquello que estás seguro que puedes obtener. Esta técnica sostiene que es más fácil cambiarse a uno mismo y lo que desea que cambiar el mundo que te rodea. Tener presente que algunas cosas dependen de nosotros y otras no.
“Distingue entre las cosas y sepáralas: “Las externas no dependen de mí, el albedrio depende de mí ¿Dónde buscaré el bien y el mal? En lo interior, en lo mío” En las cosas ajenas jamás hallarás ni bien ni mal”
Epicteto
No aplicarla la dicotomía del control provocará frustración si no conseguimos nuestro objetivo, y en caso de conseguirlo, sentiremos ansiedad a lo largo del proceso. El único objetivo es dar lo mejor de uno en el proceso, eso influirá en nuestro rendimiento y en el impacto de nuestro estado emocional. Además, el estoicismo sostiene que el impacto de nuestro estado emocional no esta relacionado con la magnitud que un hecho externo nos pueda provocar, sino en como nos tomamos ese hecho.
“No son las cosas las que nos disgustan, es nuestro juicio sobre ellas”
Epicteto
El fatalismo, entendido como una forma de pensar donde los acontecimientos no se pueden evitar por estar sujetos a una fuerza superior que rige el mundo y es imposible cambiar el destino. Consideran que el pasado y el presenten son inalterables y la mejor estrategia es aprender a ser felices con lo que tenemos y aceptar el momento tal y como es. De esta manera el objetivo es valorar lo que se tiene. Se da la paradoja de que, aunque el estoicismo nos enseña a estar satisfechos con lo que tenemos, también nos aconseja buscar ciertas cosas en la vida, el futuro se puede labrar.
La autoprivación sería considerada como practicar la pobreza. Practicar la incomodidad voluntaria, pasarlo mal adrede, genera tres beneficios. Uno, actúa como vacuna para futuros traspiés en la vida, dos, merma la ansiedad ante incomodidades mayores en el futuro y tres, nos ayuda a apreciar lo que ya tenemos. Esta actitud genera autocontrol en nosotros. Renunciar periódicamente a la oportunidad de experimentar placer se consigue tanto en hacer cosas que le hacen sentir mal como en dejar de hacer cosas que te hacen sentir bien, esta actitud fortalece el autocontrol. Siguiendo esta premisa, la voluntad se comporta como un musculo, cuanto más se ejercita más fuerte y poderosa se torna. La satisfacción del autocontrol no reside en el placer de entregarse a la tentación sino en éxito de haber superado satisfactoriamente la autoprivación. El acto de renunciar al placer es en sí mismo placentero.
La meditación estoica consiste en activar la mente para pensar en los acontecimientos pasados durante el día. Tomar consciencia de que ha perturbado la serenidad, que ha provocado ira, codicia, envidia o que nos ha irritado. Sacar conclusiones y pensar que se podía haber hecho para evitar esas emociones negativas. Es una manera de juzgar nuestro progreso como estoico. Una buena forma de llevarlo a cabo es escribir un diario que ejerza de autoevaluación de nuestras acciones, nos ayudará a calmar el ánimo y tranquilizar una mente bulliciosa.
“Cada día y cada noche no dejes de reflexionar sobre este tipo de pensamientos. Escríbelos, léelos y habla sobre ellos con los demás y contigo mismo”
Marco Aurelio
Hasta aquí las principales técnicas para llevar una vida estoica. Ahora bien, existen unos principios que todo el que practique el estoicismo debe saber y llevar a cabo.
Uno de ellos es el Deber, un estoico no debe buscar ni la fama ni la fortuna, sino la serenidad en uno mismo. El ser humano es un animal social y tiene el deber de formar y mantener relaciones con otras personas independientemente de los problemas que puedan derivar de ellas. Con la función social experimentaremos una gran serenidad y disfrute. Una parte importante de la función social consiste en trabajar por y para nuestros conciudadanos.
“Sé tolerante con los demás y estricto contigo mismo”
Marco Aurelio
Cumplir con el deber social no solo aporta posibilidades para disfrutar de una buena vida, sino que también con la recompensa del propio deber. En contraste está el Deseo que, según los estoicos, perseguirlo no nos aportará ni felicidad ni serenidad.
Hablando de relaciones sociales el estoicismo sostiene que debemos evitar relacionarnos con personas cuyos valores hayan sido corrompidos, y también, que un buen estoico no pensará en lo que piensan los demás. Además, son muy críticos con las relaciones sexuales, sostienen que estas nunca han hecho a un buen hombre, y tiene suerte si no lo han perjudicado.
Acerca de los Insultos que podamos recibir de los demás son muy críticos con la responsabilidad que estos ejercen. Piensan que, si algo exterior me hace daño, es mi responsabilidad: debería haber adoptado unos valores diferentes. ¿Cómo ha de responder ante un insulto un buen estoico? La respuesta es con humor, o en todo caso con ninguna respuesta en absoluto. De esta manera le decimos al otro que no solo no lo tomamos en serio, sino que no le hacemos ningún caso, es un tipo de castigo.
El trato frente a la Aflicción se podría resumir en “vencer las lágrimas con la razón”. Hemos hablado antes de la visualización negativa, una forma de aplicarla para superar futuras situaciones de aflicción es pensar la muerte de las personas que amamos. El día que eso ocurra ya habremos pasado por ello y no nos vendrá de nuevas, a la par que en ese momento trataremos a esa persona como si fuese el ultimo día que la viéramos y apreciaremos su compañía.
La vida es demasiado corta para pasársela enfadado, así que no tiene mucho sentido sentir Ira. Una técnica budista que emplean los estoicos es transformar todos los indicadores de Ira en sus opuestos. Es decir, si se tiene un pensamiento malsano hay que esforzarse en tener un pensamiento saludable. Esto ayudará a ser una persona positiva y alegre de la que todo el mundo quiera rodearse y que todo el mundo echará de menos cuando no esté. Todo está en poder de uno mismo.
Según los estoicos hay que saber distinguir entre lo valioso y lo superfluo. Muchas veces se persigue la fama, el poder o el dinero que no hace otra cosa que aumentar la ansiedad y el malestar. Piensan que el precio de la fama, por ejemplo, es tan alto que supera con creces los beneficios que pueda concedernos. No hay que codiciar el estatus social ya que si nos centramos en complacer a los demás ya no seremos libres de complacernos a nosotros mismos, nos habremos esclavizado. Debemos ser indiferentes tanto con la aprobación como con la desaprobación, de esta manera mejoraremos nuestra calidad de vida. Lo que piensen los demás es algo que no podemos controlar.
“No necesitar riqueza es más valioso que la riqueza misma”.
Séneca
Según estos filósofos la riqueza tiene el poder de hacer infelices a las personas. Experimentar el lujo no hace sino estimular el apetito de más lujos, por tanto, la vida lujosa ha de evitarse por completo. El nivel de riqueza optima seria “el que no descienda hasta la pobreza pero que tampoco este muy alejado de ella”. Valores como la credibilidad, la nobleza y el respeto a uno mismo son más valiosos que la riqueza. Muchas veces son estos atributos son el peaje para obtener riqueza, y al perseguirla corremos el riesgo de corrompernos. La palabra sería Suficiente.
“Quien conoce la satisfacción es rico”
Lao Tse.
Aceptar la muerte, como en todas las filosofías y religiones, también era un asunto a tratar por los estoicos. Aconsejan contemplar nuestra propia desaparición (visualización negativa) y piden vivir cada día como si fuera el último. Razonan que estamos muriendo cada día, y ninguno de los días que hemos dejado atrás puede recuperarse.
“Realmente nos equivocamos cuando consideramos que la muerte es una cosa lejana, porque la mayor parte de ella ya ha pasado”
Séneca
Observar la propia muerte, más que anhelarla, se hace para obtener una mejor vida. El suicidio o la eutanasia no es condenable, de hecho, es preferible a una muerte inútilmente dolorosa. Un buen estoico no teme ni al exilio ni a la muerte, eso le libraba de miedos que lo paralizaran, de hecho, creen que una vida en la que no hay nada por lo que merezca la pena morir no es una vida que merezca ser vivida.
“Antes de mi vejez procuré vivir rectamente; y en la misma vejez intento morir rectamente”
Séneca
Si Séneca despertara en el mundo actual aconsejaría trabajar para desear lo que ya tenemos en lugar de desear cosas nuevas, de este modo, es más probable alcanzar la felicidad que no trabajar para materializar los deseos que surgen en nuestra mente. Controlar la insaciabilidad y centrarnos solo en lo que está bajo nuestro control serían dos pilares fundamentales para llevar una vida estoica en la actualidad.
La capacidad de raciocinio es lo que nos distingue de los animales, y tenemos el poder de usarlo debida o indebida mente. Usar la mente con las técnicas estoicas permitirá gobernar nuestras emociones para tener una vida más serena, una vida virtuosa. De esta forma conseguiremos evitar emociones negativas como la ansiedad, la ira o el temor.
El estoicismo es una filosofía eminentemente práctica y relativamente sencilla de llevar a cabo, es un modo de tomarse la vida, como podría ser cualquier otra corriente filosófica o, e incluso me atrevo a decir, religión. Sea como fuere pienso que es mejor que una persona adopte una filosofía de vida que no adoptar ninguna en absoluto. Como dice mi querida abuela Libertad “en algo hay que creer”.
Ddo. Javier Ruiz de Azua

Jaime Riba Barroso, uno más.
B. Irvine, W. (2021). El arte de la buena vida. Barcelona: Paidós.
Holiday, R. (2021). Vida de los estoicos. Barcelona: Editorial Reverté.