Erving Goffman
Goffman trata en su libro Estigma de desgranar todo lo referente al trato y percepción negativa del diferente. En las líneas que siguen he tratado de sintetizar los conceptos clave que este clarificador libro aporta. Muchos de los ejemplos que subraya el libro son de estigmas de hace más de sesenta años. La sociedad ha cambiado y muchos de esos ejemplos no son válidos en la sociedad occidental. Así que me he tomado la licencia de actualizarlos, siempre respetando la teoría del autor.
El termino estigma hace referencia a un atributo profundamente descalificador. Conlleva una doble perspectiva desde el punto de vista del portador del estigma: el desacreditado y el desacreditable. La diferencia reside en el conocimiento por parte del resto de su calidad de diferente. En el primer caso es conocida, mientras que en el segundo caso no lo es, a no ser que el diferente lo comunique.
Con algunos ejemplos esto se entiende mejor. En el caso del desacreditado existirían tres tipos según el autor: Una es la abominación el cuerpo, como la ausencia de un ojo, la piel de la cara quemada por un accidente o la falta de una pierna, entre muchos. El segundo son los defectos de carácter, conductas extrañas o deshonestidad. Y el tercero son los estigmas tribales propios de la raza, nación y religión.
Al desacreditable solo se le otorgan atributos cuando lo revela y pasa a ser desacreditado. Sería el caso de padecer una enfermedad mental, ser expresidiario o provenir de dudosa familia.
Sea como fuere, si se manifiesta el estigma, la respuesta del estigmatizado suele ser luchar contra ese estigma, y no siempre de una misma manera. El autor destaca tres posibles comportamientos: Uno puede ser corregir directamente el defecto, como una operación estética. Otro, de una forma más indirecta, sería el manejo de actividades que por su defecto le son a la vista de todos imposibles, como un ciego que se pone a escalar montañas o un lisiado que reaprende a montar a caballo o pilotar un avión. Y por último el caso de romper con la realidad, que conlleva comportamientos no convencionales, como sería el ejemplo del esquizofrénico desacreditado que trata de comportarse “normalmente” para no ser tachado de “loco”. O ocurre todo lo contrario, se comporta según el estereotipo que responde a su enfermedad. Sea como fuere se produce un cambio de comportamiento.
También es posible que el estigmatizado “trate de obtener beneficios secundarios como excusa de la falta de éxito que padece a causa de otras razones”[1]. Trata de aprovecharse de su discapacidad de cara a la opinión de los demás.
Cuando “normales” y estigmatizados se encuentran ambos deben afrontar las causas y efectos del estigma. Lo común es que el estigmatizado se sienta inseguro de cómo va a ser recibido, ya que ignora en que categoría será ubicado y si le favorece. El principal temor es que “los demás pueden definirlo en función de su estigma”[2] .
El desacreditado se siente en constante “exhibición”, eso quiere decir que puede interpretar que meros actos sean magnificados por los demás o que el normal se fije en su defecto invadiendo así su intimidad. Un ejemplo sería cuando un tartamudo teme que los demás no lo entiendan al expresarse. Se puede dar el caso que los demás intenten satisfacer una curiosidad morbosa al interactuar con él u ofrezcan ayuda que no necesita.
El estigmatizado puede responder anticipadamente para evitar estigma. También juega a su favor el bagaje que acumula con las interacciones con los normales, sabe manejar más las situaciones críticas porque tiene más experiencia que el normal.
Destacar que hay situaciones en que nada de lo escrito anteriormente ocurre. El caso más flagrante es cuando nos rodeamos de personas que sufren el mismo estigma que nosotros. En ese caso hay un trato de igual a igual.
La carrera moral son las experiencias de aprendizaje respecto a su condición de estigmatizado y concepción del yo. Son las fases de experiencia en donde aprende que es portador de un estigma y se genera una nueva relación con otros estigmatizados.
Una fase es empatizar con el punto de vista de los normales adquiriendo las creencias de estos últimos. Esto conlleva a la otra fase, entender que se posee un estigma y sus consecuencias.
La sincronización de estas dos fases crea diferentes pautas de comportamiento importantes: Una es el estigma innato, aprenden a base de experiencias y fracasos. La segunda pauta es la burbuja, donde se aísla al estigmatizado para que no sufra rechazo. A largo plazo suele generar desencanto. La tercera es cuando el estigmatizado estudia antes lo que es normal y lo estigmatizado, todo antes de toparse con la realidad y sentirse diferentes. En este caso es más difícil encontrarse con el propio yo y existe mayor facilidad para la autocensura. Y por último el estado posterior, se trata de la difícil relación que se entabla con personas conocidas previo al estigma, las cuales, después del tiempo, le van a ver como una persona con defecto, y no le darán un trato familiar.
Dicho lo cual, la visibilidad del estigma habla de su identidad social y tiene suma importancia para el individuo. Existen tres conceptos importantes respecto a la visibilidad: El conocimiento previo de su estigma antes de conocer a la persona que padece la dolencia. El segundo seria hasta que punto el problema de la persona influye e interfiere en la comunicación, un tartamudo o sordo mudo serían un claro ejemplo. Por último, el foco de percepción, que descalifica primariamente a un individuo. Este último se entiende con la interacción con un enfermo mental, siempre estará la duda de la imprevisibilidad de sus reacciones de entrada. Un ejemplo opuesto será el de un enfermo de sida, que solo se le tendrá en cuenta su enfermedad si se quiere mantener relaciones sexuales.
La identidad personal se mueve entre la vida pública y la reserva de la intimidad. Hay que decir que el trato frecuente en la vida pública merma el rechazo y genera relaciones íntimas, duraderas y exclusivas. En el concepto de identidad personal el autor destaca que en los círculos pequeños y de larga duración el individuo llega a ser conocido como persona “única”. Esto significa que se le otorga una “marca positiva” o “soporte de la identidad”. También conlleva que muchos tienen ese estigma, pero nadie más otros rasgos en combinación ni la misma biografía. La combinación de estos dos aspectos genera una identidad personal que lo diferencia de todos los demás y que con contribuye a construir una nueva biografía.
La identidad personal y la social divide el mundo de los demás entre los que saben y no lo saben. Entre los que encasillan y otorgan atributos al estigmatizado, y los que lo tratan como un extraño sin haber iniciado una biografía personal. El manejo de estas identidades variará en función del conocimiento o desconocimiento que tengan de él.
Aquí entran en juego dos factores: el reconocimiento cognoscitivo y el reconocimiento social. El primero responde a la forjarse una idea del estereotipo de su estigma sin conocerlo siendo un acto de percepción. En cambio, el “social” implica un compromiso social puesto que comparten situaciones o se conocen y debe haber un trato personal o ceremonia de comunicación, según especifica el autor.
Muchas veces el estigmatizable debe aprender a encubrirse si sospecha que será discriminado. En su rutina diaria se puede encontrar diferentes posibles lugares. Unos serían los prohibidos o inaccesibles, eso quiere decir que es consciente que revelar su secreto comporta la expulsión o la condena al ostracismo. Un ejemplo extremo seria revelar la homosexualidad en países de religión árabe. Los lugares “corteses” serian otro ejemplo, en este caso son tratadas hipócritamente como normales cuando en realidad están descalificadas de entrada. Esta idea se ve clara en países como Gran Bretaña donde no se pone la fotografía en el curriculum para evitar discriminación racial, y cuando se presenta a la entrevista el candidato negro, probablemente se realice un entrevista de cortesía. Otro lugar seria los de retiro, allí, entre los suyos, puede exponerse sin preocupación, sería el caso de una persona con trastorno bipolar que ingresa en un centro de salud mental rodeado de los “suyos”, eso sí, pondría todos sus medios para que nadie de fuera lo viera.
“La rutina diaria (…) vincula al individuo con sus diversas situaciones sociales”[3]. Para evitar convertirse en estigmatizado el estigmatizable debe practicar el ocultamiento. Divide el mundo en dos partes: Uno grande donde no cuenta y otro pequeño donde cuenta todo y cuya ayuda confía. El circulo pequeño se convierte en intimo que ayuda al ocultamiento y funciona como un circulo protector donde es aceptado como persona normal.
Existe la valentía por parte del estigmatizable en descubrirse voluntariamente y convertirse en estigmatizado. En ese caso deberá manejar situaciones sociales difíciles. Para hacerlo existen distintas estrategias. Las pruebas fugazes, por ejemplo, son deslices o torpezas en las conversaciones hablando del estigma donde se produce la revelación. La etiqueta de revelación es cuando se dice claramente y da autoridad sobre el tema de conversación: “Bueno, al ser Testigo de Jehová me han hecho sentir…”. “Cuando ocurren estas situaciones la persona siente que esta por encima del encubrimiento, se acepta y se respeta a si mismo y no siente la necesidad de ocultar su defecto, olvida todo lo aprendido de su ocultamiento y la revelación voluntaria encaja dentro de la carrera moral como signo de una de sus fases (…) es un momento último, maduro y de mayor adaptación: un estado de gracia”[4]
El autor ha hablado de la identidad personal y la identidad social. Para finalizar habla de la identidad del yo. Esta última es totalmente subjetiva y reflexiva que debe ser experimentada. Se produce en la interacción con los demás y da como resultado en como maneja y se siente en relación con el estigma. Cabe decir que cuanto mayor sea la alianza con los normales se considerará más a sí mismo en términos de no estigmatizado.
En la lucha contra el estigma el estigmatizado también tiene su papel. Una vez es conocido su defecto él debe facilitar la relación. Existen ciertas actitudes que ayudan a una correcta comprensión y facilidad de trato. Si los normales tienen ciertas dificultades en ignorar su defecto el estigmatizado puede desplegar ciertas estrategias: Una sería el “romper el hielo”, recalcar su defecto y afrontarlo con soltura en alguna situación. Otra es la de aceptar ayuda, aunque sea una invasión a su intimidad, esto ayuda a sentirse cómodo a los normales. Por último, destaca el autor, la no seriedad, el ser caballeroso y no forzar situaciones. Todo ello contribuye a un buen ajuste.
Y ya para terminar Goffman nos habla, no tanto a nivel micro, de los diferentes desviados que comporta el estigma y el papel que ocupan en una sociedad. El desviado endogrupal seria aquel que se desvía respecto de grupo muy cerrado y puede llegar a actuar como mascota. Unos ejemplos serian el idiota, el borracho o el payaso del pueblo. Otro tipo de desviado sería el social donde el diferente rechaza su condición con ostentación y rebeldía. Es tolerado mientras se circunscriba en ciertos límites. Un ejemplo serían los guetos étnicos y raciales.
Goffman E. (1963). Estigma, la identidad deteriorada. (2 ed.) Buenos Aires: Amorrotu.

Redactado por Jaime Riba Barroso. Uno más.
[1] p. 23
[2] p. 28
[3] 118
[4] 130
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